Ocho Recomendaciones para liderar bajo el mar

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Ocho Recomendaciones para liderar bajo el mar

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  • Publicado por: Claudio Drapkin

Si estás en un entorno de enorme presión, en interacción con elementos complejos, con recursos limitados, en un espacio de mercado menor del que necesitarías, con tu equipo agotado, con la sensibilidad a flor de piel, y en un estado de cansancio debido a la necesidad de digerir impacto tras impacto podría parecer que te encuentras navegando en un submarino en las profundidades del mar. Y estas recomendaciones te pueden ser de utilidad.

Las encontramos buceando (nunca mejor dicho) entre la enormidad de artículos que se generaron a raíz de la pandemia y que nos hablaban de las implicaciones que tenía para el liderazgo la situación que teníamos que gestionar hace ya tres años. En concreto apareció publicado en la web de la consultora McKinsey & Company en diciembre 2020 bajo el título Reenergizing an exhausted organization y que recogía una entrevista al Almirante de la Armada Americana John Richardson.

El almirante Richardson, cuatro estrellas, retirado de la Armada de los Estados Unidos y que se desempeñó como el 31º Jefe de Operaciones Navales hablaba desde su experiencia a la hora de dirigir y liderar equipos en submarinos durante largas travesías de convivencia y presión de trabajo. Un símil muy parecido a la situación que muchos vivimos o podemos seguir viviendo en nuestro entorno de complejidad creciente, presionante y exponencial.

Ocho son sus recomendaciones. Claras y concisas. Te las presentamos a continuación en sus titulares y las comentamos brevemente desde nuestra experiencia.

1. Acepta lo que hay. Ya no puedes creerte al poeta Gustavo Adolfo Bécquer: las oscuras golondrinas no volverán. El mundo ha cambiado, en forma, profundidad y velocidad. Y ya no volverá a ser como antes. El gran acelerador la tecnología y, para muestra, el último punto de inflexión revolucionario que está suponiendo la AI con el famoso ChatGPT . Practicar el estoicismo es, más que nunca, de rabiosa y perseverante actualidad.

2. Cuida tu energía física y emocional. Ya no sirve procrastinar con tu cuidado físico y emocional. No tener en tu agenda un espacio para correr, bailar, ir en bici, practicar cualquier deporte, hacer yoga, respirar conscientemente o, simplemente, pasear tranquilo por un lugar que te de paz y regenere es un error estratégico. Mas bien un descuido garrafal sobre ti mismo.

3. Está presente. Hazte presente para tus equipos. Hazles sentir que pueden contar contigo en todo momento. Demuestra cada día que ante sus problemas, su angustia, su presión cuentan con tu mirada de apoyo, con tus esfuerzos para acompañarles y para resonar con ellos de la mejor manera que sepas, que encuentres o que inventes. Pero que no sepan que vas a estar con ellos cuando te necesiten es desconectarse de su necesidad y poner en riesgo el vínculo necesario que con ellos has de tejer.

4. Ten un equipo en el que confíes. En muchas ocasiones no podrás escoger ni las circunstancias profesionales que te toca vivir ni los equipos con los que has de trabajar. Son las que son. Sin embargo, eso no impide la necesidad de desplegar todas las palancas generadoras de confianza que están a tu alcance con ellos. Estoy seguro que las practicas. Que eres honesto y transparentes con ellos. Que eres competente en tu hacer profesional. Que eres responsables y cumples los compromisos. Que practicas el equilibrio de la reciprocidad entre el dar y el recibir con ellos. Y, finalmente, que eres capaz de pasar página y perdonar sus errores de la misma manera que eres capaz de pedir perdón cuando tú los cometes. Por todo lo anterior seguro que eres un profesional confiable. Y así habrás dado el primer paso para que tu equipo empiece a confiar y a ser también un equipo confiable.

5. Muestra tu vulnerabilidad. A estas alturas del partido seguramente ya tienes claro que no eres un “master of the universe”. Como todo el mundo, con luces y con sombras, con filias y fobias, eres imperfecto. Como todo ser humano. Y crear espacios seguros en los que poder mostrarte tal y como eres, es decir, también vulnerable, es una capacidad que confiere autenticidad y conexión con los otros desde lo verdadero. Desde lo real. Todo lo demás es interaccionar en un espacio más cercano al teatrillo profesional que a la realidad humana de los equipos.

6. Fomenta la curiosidad. Ya lo dijo Einstein. La locura consiste en hacer lo mismo y esperar resultados diferentes. Y el primer paso para practicar la diferencia es practicar la curiosidad. Cambia de camino para ir al trabajo. Ponte en el lugar del cliente, o del proveedor, cuando mires un problema. No te confieras la arrogancia de creer que ya tienes la verdad absoluta sobre todo. Practica la humildad de saber que hay otras maneras, a parte de la tuya, de ver las cosas.

7. Conecta con tus valores. Y dijo Mafalda: “en qué momento vendimos nuestros sueños a cambio de un salario”. Hagas lo que hagas conéctalo con tus más profundas aspiraciones. El punto de referencia, el centro de gravedad que te confiere consistencia son, entre otras cosas, tus valores. Aquello que es importante para ti. Que lo buscas a través de tus acciones y esperas que los otros también lo hagan. En cada acción revisa tu consistencia y conexión con tus valores. Te dará fuerza.

8. Fija objetivos y alcánzalos. Siempre es mejor fijarse un objetivo de 6 pulgas que de 10. La cuestión es que te tensione pero que no te sea imposible. Si nos ponemos objetivos posibles y vamos a por ellos, al alcanzarlos alimentamos el sentido de logro y dotamos de energía y motivación para seguir adelante. Sin olvidar que la guinda de esa motivación es celebrarlo. Por tanto, ves a por ello, consíguelo y celébralo.

Estoicismo, cuidado emocional, presencia, confianza, vulnerabilidad, curiosidad, valores y logro. Esas son las claves para liderar en tiempos de complejidad e incertidumbre. Y no lo dice un Dalai lama. Lo dice un pragmático y experimentado lider y almirante de la armada norteamericana.

Arriba el Periscopio!

Autor Claudio Drapkin

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